Deyanira Solano, la mujer que transformó el Cacao en sueños posibles

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POT MARTIN POLANCO/EL CARIBE.COM
HAYO MAYOR.- Esta emprendedora dama ha logrado convertir una herencia agrícola en una microempresa que integra la producción, la transformación y la venta directa
Deyanira Solano es una mujer que conoce bastante bien el cacao. Vive de él, trabaja con él y lo ha convertido en la base de un proyecto empresarial sólido, creativo y con visión de futuro. Desde Hato Mayor, su tierra natal, esta emprendedora ha sabido transformar lo que antes era solo una herencia agrícola familiar en una marca reconocida por su innovación y autenticidad.Es la propietaria de Chocosol, un emprendimiento que elabora y comercializa productos derivados del cacao orgánico. Bajo ese nombre —una mezcla de la palabra “chocolate” y su apellido— Deyanira ha logrado posicionar su negocio no solo como un punto de venta, sino como una experiencia sensorial y cultural alrededor del cacao dominicano.
Deyanira no empezó con una gran inversión ni con todas las respuestas. Empezó con lo que tenía: conocimiento del cultivo, experiencia familiar y muchas ganas de salir adelante.
El cacao ha estado en su vida desde siempre. Sus padres han sido productores toda la vida. Su papá, hoy convertido en comprador, amplió el alcance comercial de la familia, mientras que su madre regenteaba un pequeño colmado. Entre esos dos mundos —campo y comercio— creció Deyanira, aprendiendo el valor del trabajo y las dinámicas del dinero.
“De niña yo soñaba con diseñar. Dibujaba muñecas todo el tiempo. Pero la vida me mostró lo que realmente daba frutos, y eso me llevó a estudiar contabilidad en la universidad”, cuenta.
Con esa preparación y un instinto natural para los negocios, fue moldeando una idea que hoy genera empleos, valor agregado y orgullo local. Madre soltera de dos niñas pequeñas, Deyanira reconoce que el camino no ha sido sencillo. “A veces no es fácil, pero gracias a Dios, mi presente es mucho mejor que antes. Me falta mucho por alcanzar como persona, pero voy por buen camino”, dice con convicción.Una prima fue quien le habló del proyecto Mujeres SuperEmprendedoras, del programa Supérate. Al principio pensó que se trataba de una iniciativa de asistencia económica, pero pronto comprendió que era una plataforma de formación y empoderamiento. “Supérate me ayudó a sanar.
En el taller ‘Conociéndome’ aprendí a entenderme, a valorarme. Cuando uno está bien emocional y económicamente, todo se siente bonito. Hoy digo con seguridad: soy una mujer sana, y todo lo que toco florece”, dice.Gracias a los entrenamientos, logró organizar mejor su tiempo, formalizar su marca y manejar recursos con mayor efectividad. Hoy lleva su agenda con disciplina suiza, entre tareas de madre, empresaria y líder comunitaria.Chocosol se ha convertido en mucho más que una chocolatería. Es una empresa que ofrece productos como chocolate rústico en bola, vino de cacao (con o sin azúcar), cocoa amarga, manteca de cacao, almendras caramelizadas y hasta mermelada elaborada con la pulpa blanca del fruto. Pero más allá del catálogo, Deyanira ha diseñado una ruta del cacao para que quienes visitan sus puntos de venta vivan la experiencia completa: desde la semilla hasta el chocolate.Actualmente, Chocosol tiene presencia en Las Cañitas, Sabana de la Mar, el Parador Restaurante El Oasis, Santo Domingo y Punta Cana-Bávaro. Y muy pronto, abrirá su segunda tienda física, esta vez en San Pedro de Macorís. “Eso es posible porque la clientela ha crecido mucho. Y eso me emociona”, comenta.Pero el crecimiento ha tenido retos. “Cuando una tiene ideas, pero no tiene el dinero, todo cuesta más. Acceder al crédito sigue siendo difícil, sobre todo para las mujeres”, afirma.Pese a que su familia tiene cierto reconocimiento local, Deyanira insiste en abrirse paso por mérito propio: “Quiero lograr las cosas por mí misma. Quiero ser ‘yo’ sin depender de nadie”.Su esfuerzo ha sido reconocido. Ha ganado capital semilla en varias competencias y ha sabido invertir con inteligencia. Empezó con apenas ocho mil pesos, con los que elaboró su primera barrica de vino de cacao. Hoy, su negocio maneja un capital estimado en más de RD$200,000 y vende a cadenas como “Cosas del País”, Sabor Dominicano, y tiendas turísticas en Punta Cana y la Zona Colonial.

Deyanira Solano, la mujer que transforma el cacao en sueños posibles

Esta emprendedora dama ha logrado convertir una herencia agrícola en una microempresa que integra la producción, la transformación y la venta directa.
|Deyanira Solano es una mujer que conoce bastante bien el cacao. Vive de él, trabaja con él y lo ha convertido en la base de un proyecto empresarial sólido, creativo y con visión de futuro. Desde Hato Mayor, su tierra natal, esta emprendedora ha sabido transformar lo que antes era solo una herencia agrícola familiar en una marca reconocida por su innovación y autenticidad.Es la propietaria de Chocosol, un emprendimiento que elabora y comercializa productos derivados del cacao orgánico. Bajo ese nombre —una mezcla de la palabra “chocolate” y su apellido— Deyanira ha logrado posicionar su negocio no solo como un punto de venta, sino como una experiencia sensorial y cultural alrededor del cacao dominicano.Deyanira no empezó con una gran inversión ni con todas las respuestas.

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