Reportaje Especial
SAN PEDRO DE MACORÍS. «Mamá, papá, tengo que irme, me llamaron del trabajo, que tengo que pilotear mañana a llevar turistas a Samaná», fueron las últimas palabras del piloto Héctor Soriano Martínez, al despedirse la tarde del domingo de sus padres, y quien murió horas después junto a seis turistas, cuando la aeronave que piloteaba se accidentó la mañana de ayer en un campo de golf en Punta Cana.
Milagros Martínez y Pablo Soriano, padres del piloto, relataron «él como que se estaba despidiendo, porque el domingo al mediodía nos cocinó en su casa, y dijo que cuando regresara nos tenía una sorpresa».

«Nos cocinó pescado, moro de guandules, frito maduro y jugo», recuerda con voz entrecortada su padre Pablo Soriano, quien no ha parado de llorar desde que se enteró de la tragedia.
«Me compraba hasta el tinte para la cabeza, y siempre vivía jugueteando con sus padres, es muy cariñoso y atento», narró su madre.
El piloto residía junto a su esposa e hijos en la calle La Trinitaria del sector Villa Velásquez, San Pedro de Macorís, y es velado en casa de sus padres, en la calle 4ta del sector México. Procreó con Jésica Mercedes a sus hijos Héctor y a Jésica.

Domingo Reyes Cambumba, piloto y amigo desde hacía más de 10 años de Héctor Soriano, dijo que con su muerte el país pierde a un ser excepcional, que siempre estuvo apegado a la ética de vuelo.
Dijo no encontrar razón del accidente, pero espera que las autoridades den una clara explicación de la tragedia que afecta los viajes turísticos en Bávaro.