POR MANUEL VEGA
En su rito o ensalmo mágico religioso, que hacía en presencia de los padres del niño enfermo, solo daba tres Santiguos, uno por día y a la misma hora.
Tenía esa virtud por devoción y amor a la virgen María.
Su nombre de pila era Maximo Pimentel Veras, que nació el 26 noviembre 1937 y murió el 29 marzo de 2025.
Dedicó gran parte de su vida a la ganadería, llegando a ser volteador en el Ingenio Santa Fe.
También fue Mayordomo en el Consejo Estatal del Azúcar (CEA) y en el Ingenio Consuelo hizo de volteador.
Casado con Mercedes Reyes Solano, con quién procreó a Marino Pimentel Reyes.
En Mata de Palma procreó con una amiga a su segundo hijo, Javier Pimentel.
Era curador de reuma, culebrilla, erisipela, mal de ojo, empacho y otras dolencias.
También con oraciones que aprendió de dos tíos llamados Juanito y Talí Pimentel, ayudaba a reparar las mentes confusas en muchas personas del católico.pueblo de Hato Mayor del Rey.
No cobraba por el servicio, pero la gente en agradecimiento regalaba algo, como velones, velas y aceites para las unciones.
Detectaba cuando niño tenía mal de ojo con solo mirarlo y ver qué el infante tenía un ocular más pequeño que el otro.
El arte del Santiguar le arrojó fama en todo el pueblo de Hato Mayor del Rey, dónde padres iban a su casa en procesión diariamente en busca de restablecer la salud a sus vástagos.
Para él, Santiguar no era más que el acto de hacer la señal de la cruz sobre alguien, ya sea por motivos religiosos (invocando a la Santísima Trinidad) o para curar alguna dolencia, como hacen algunos curanderos de forma supersticiosa.
Creía que aunque aprendió el arte con los tíos, era una virtud divina, emanada del mismo Dios, para que fuera en ayuda de los enfermos «pasando sus manos sanadoras sobre el dolor o quebrantos que afectaba» a quienes iban a su presencia sanadora.
Su fuerte era curar el mal de ojo, emparcho en los niños, así como sanar con tres Santiguos la erisipela.
Era tenido como un ángel sanador, que además tenía el poder de hacer caer con oraciones garrapatas y gusanos de heridas de animales.
El don de sanar no le reportó beneficios, pero si la satisfacción del deber cumplido de ayudar a sanar enfermos en la tierra
Recuerdo que si sepelio comstituyó una gran manifestacion, para dar el último adiós al senador de quebrantos más poderoso que conocí en mi pueblo natal.
¿Quienes conocieron a