En el pasado reciente, los padres imponían reglas que se veían como arbitrarias, pero que en el fondo buscaban corregir a los hijos.
Los castigos eran crueles, pero nadie podía contradecir a los progenitores.
Entre esos «consejos» se imponían las pelas en serie y la pela en silabas y el castigo del guapo en el hormiguero con una piedra a la cabeza.
La pela en serie era aplicada cuando el muchacho desonedecía un mandato de los padres, siendo el padre el primero en sacar la correa y repetir los guamasos sobre las costillas del muchacho, seguida con los jalones de orejas con pescosones que aplicaba la madre. Si el hermano Mayor estaba en la casa y presenciaba el castigo, también estiraba su brazo derecho para repartir unos y que otros pescosones.
Las silabas, consistía en ir cantando en silabas los coreanos impuesto al desobediente.
Ejemplo: Te dije, que, no, te, fuera, pal, río, a, bañarte.
El canto silàbico iba airando más al castigador cuando el que recibía la pela metía las manos para evitar el castigo.
El castigo del hormiguero, el Guayo y la piedra consitía en hincar de rodillas al muchacho sobre un hormiguero, con un guayo y una piedra de buen volumen o tamaño.
Aunque el castigado lloraba y se movía de un lado para otro, no se podía parar del hormiguero ni mucho menos lanzar la roca al suelo, porque de hacerlo se exponía a otros castigos, que incluía dejarlo sin la comida.
El Hincado en la pared, era otro castigo que se imponían en los hogares del pasado siglo XX.
En del palo de escoba se caracterizaba con hincar o poner de rodillas sobre el palo de escoba, sin rozar el suelo hasta que saliera el sol. Este daba cuclillas.
Hay innumeras formas de castigos que se aplicaban en la antigüedad, buscando corregir y que los hijos fueran hombres y mujeres de bien en la sociedad.
También en la antigüedad, los castigos a los hijos incluían métodos físicos como azotes con ortigas o espinas de maguey, punzadas y amarres.
Otros castigos incluían obligarlos a oler humo de chiles, untar hierbas amargas en la boca o, en casos extremos de rebeldía, el exilio o la pena de muerte en algunas culturas.
Los castigos variaban según la cultura, la gravedad de la falta y el género del niño.
A muchos se le ataba de manos y pies y su padre lo punzaba con espinas de maguey en distintas partes del cuerpo.
El castigo a las niñas era más moderado pues sólo se les pinchaban las muñecas y retorcían las orejas, entre uno y que otros pellizcos.
Cómo te castigaban a ti que ha meído este artículo.
